Todo es Uno. La unicidad es una enseñanza procedente de tradiciones tan antiguas como el hinduismo, el budismo o el taoísmo y que ofrece la realización humana a través de su verdadera naturaleza divina. La naturaleza humana es uno con todo. La dualidad, la multiplicidad son en realidad sólo reflejos de Uno.
El término emana del latín y equivale a «cualidad relativa al espíritu». Su concepto se vincula a las entidades incorpóreas. En la filosofía, se asocia a la búsqueda del sentido de la vida. En psicología, denota el ámbito de la vida interior de la persona. En las tradiciones y religiones, refiere el vínculo entre lo humano y lo divino.
La divinidad es el fundamento y origen de todo. La palabra divinidad (del vocablo latino divinĭtas ) se usa ampliamente como sinónimo de deidad, dios o ser divino. En las religiones monoteístas, refiere la esencia y la naturaleza de Dios. En religiones politeístas, la divinidad tiene una naturaleza múltiple.
La divinidad es sin forma, pero se refleja y aparece ante sí con la forma de la vida, bajo todas sus formas. Es la unidad, manifestada como multiplicidad.
La multiplicidad no es sólo una ilusión «óptica» de la manifestación divina, sino su constatación, tan divina como la unidad.
La Consciencia cósmica es fundamental y universal. Sabe que es, contiene todo en un abrazo sin origen ni fin, siendo simultáneamente todos los espacios, todos los tiempos, todos los seres y todas las cosas.
La Voluntad divina no sólo es y observa, sino que también crea y actúa. Ella ostenta el verdadero libre albedrío, la auténtica libertad creadora de esta realidad.
Brahma, Dios, Fuente, la naturaleza divina sin forma ha sido representada de mil maneras. No posee una apariencia perceptible, pero a partir de esta realidad perceptible, es posible deducir su presencia imperceptible. El no-rostro divino se puede descubrir, al observar la vida, devolviéndote la mirada.
La palabra sánscrita «Prajña» es la combinación del prefijo pra- que se usa como intensificador y de jña que significa saber, sabiduría, comprensión, familiaridad, conocimiento, inteligencia.
Prajña puede traducirse como sabio, conocedor o familiarizado con la sabiduría verdadera o trascendental, con el discernimiento asociado a la comprensión individual, a la mentalidad, disposición mental o perspicacia particular.
En el hinduismo y el budismo se considera sabiduría perfecta, no como cualidad, sino como acción.
Entre el «Despertar» y la «Iluminación» discurre un periodo de integración, un proceso de anclaje divino en la personalidad humana despierta, que culmina con la «liberación» de la pesada carga de la separación, de la percepción «dual» en este mundo aparentemente hostil. En la liberación, cesa la sensación de ser una persona separada y sólo se percibe «unidad».
Es la liberación de un enclaustramiento voluntario, la salida de una prisión mental, la superación de la ignorancia, el reconocimiento del linaje divino de este mundo.
El «Despertar» acontece con la muerte física. Pero sin morir, se puede despertar (súbita o paulatinamente) en medio de la vida, que continúa. El humano despierto se percata de que es la consciencia divina quien despierta. «Despertar» es captar a la divinidad asomando lúcidamente en este sueño hipnótico.
Es el principio supremo del orden y unidad del universo, que no puede ser descrito pero se manifiesta como todas las cosas. Lao-Tsé lo llamó Vacío, Nada, No ser, Anónimo, Abismo y lo expresó como misterio, perfección, oscuridad luminosa, profunda y secreta.
La expresión «no-dualidad» y la palabra del sánscrito «Advaita» significan «no-dos» y señalan que la verdadera realidad es no-dual. Las enseñanzas no-duales tienen una antigüedad milenaria y son la base de las principales religiones y tradiciones espirituales del mundo. En la actualidad, la no-dualidad es un mensaje sencillo y directo que trasciende religiones, tradiciones y fronteras.
El concepto místico está asociado a la claridad espiritual, también al esclarecimiento interior, la experiencia de lo divino y la unidad con el cosmos. Es el nirvana del hinduismo y del budismo, la salvación de la tradición cristiana y la autorrealización asociada al sentido de la vida. El vocablo, del latín illuminatio, refiere la acción y el efecto de iluminar. El verbo hace referencia a alumbrar o dar luz.
