Esta vida es la forma del amor incondicional.
Esta vida es la expresión de un amor incondicional perfecto, materializado bajo cada forma de vida, cada cuerpo, acontecimiento, idea o pensamiento. La divinidad única (no hay más), consciente (se sabe), pura (sin condiciones), fundamental (origen y fin) y universal (todo) se vive amorosamente sin juicio, desde el silencio, la quietud y soledad de un caldo de potenciales de vida vibrantes, brillantes y deseosos de expresarse, irradiando alegría desbordada en forma de luz y proyectando así su amor perfecto por la vida bajo todas sus formas, incluso las terribles y espantosas, todas expresiones de su amor incondicional.
La luz se proyecta como una sombra tras lo denso y la oscuridad surge en ausencia de luz, mas es aparente porque sólo existe amor incondicional como contrarios y polaridades, luz y oscuridad, el día y la noche, la divinidad apareciendo y desapareciendo del escenario como un actor plenamente identificado con cada personaje que representa de forma sublime y por mucho que le duela, que siempre termina por reencontrarse. Quizás, mientras el telón no caiga, pueda atisbarse entre parpadeos o incluso reconocerse en los espejos de la vida. En el desenlace de cada historia, en esa caída de telón que supone la muerte o la desaparición de la forma, la divinidad se reencuentra en la no forma. Como pompas de jabón que, tras flotar en el aire, estallan convertidas en el jabón con agua que siempre fueron y nunca dejaron de ser. Formas flotando en el amor divino, sin saberlo.
Para mí, ver el amor incondicional, la no-condición del amor divino, conlleva re- enamorarse de la vida y la verdadera liberación. Si en la escena disparas, te estás disparando. Si infliges sufrimiento, te lo estás auto infligiendo, nunca al otro, pues no lo hay. Sólo estás tú, sobre el escenario y entre bambalinas. Sólo tú, jugando a dispararte en el pie y a curártelo después. Porque no eres un órgano de un cuerpo, ni una estrella en el firmamento, ni una ola en el océano. No eres parte, ni formas parte. Eres nada y todo. Absolutamente.
Tu naturaleza divina es luz y amor incondicional. La oscuridad es la luz aparentando estar ausente. La maldad es la cara aberrante del amor. Todo son cualidades del amor perfecto, sin condiciones, que abraza todos los reflejos divinos, todas las posibilidades, también las oscuras y aberrantes, porque es amor incondicional y no puede ser de otro modo.
El amor incondicional es el principio activo de la vida que conocemos y verlo supone el cambio definitivo que lleva individualmente a ver nítidamente el no rostro divino con los ojos humanos y que colectivamente llevará a La Vida Divina de Sri Aurobindo.
Esta vida es amor incondicional divino hecho forma, como con el jabón líquido hacemos pompas de jabón.
Feliz 2023.