El juego divino
La divinidad juega a buscarse, encontrarse o ignorarse a sí misma, «escondida» en sí misma. Como en el juego de las muñecas matrioskas, la más grande contiene a otra que a su vez contiene a otra. Esta vida es como ese juego de muñecas: la divinidad replicándose a sí misma a cada momento, a todas las escalas, a su imagen y semejanza.